jueves, 27 de diciembre de 2012

“Casi seguro voy, pero igual te aviso”

Bajándome del bus recibí un mensaje de texto de una buena amiga en el que me deseaba feliz navidad y me preguntaba si quería pasar con su familia el segundo fin de semana de enero. Revisé el calendario y me dí cuenta que justo ese fin de semana ya tenía organizado un paseo en el que vamos a estar completa mi familia y la de unos primos muy cercanos, después de 15 años de no poder hacerlo por estar viviendo todos en países diferentes.

 “Feliz navidad para tí también Cata!”, comencé a escribir en un mensaje de texto. “Me encantaría poder ir, déjame ver si puedo organizar mis cosas y te digo algo estos días. Yo te llam...”

Borré el mensaje y armándome de valor reescribí:

“Feliz navidad para tí también Cata! Desafortunadamente no puedo ir, porque justo ese fin de semana ya tengo organizado un paseo con la familia... te mando un abrazo grande!”

Mi prima viene de Italia con su esposo y su hijo de 1 año y medio (a quien no conozco), y después de tres años de la última vez estoy que nos vimos estoy con unas ganas enormes de verla; su hermano, mi primo, vive en Canadá y justo estará por esas fechas en Colombia también; mis papás y mis hermanas vienen de Barcelona después de no venir en dos años, y también tienen reservado ese fin de semana para poder estar con todos. Un encuentro de esta naturaleza a estas alturas de mi vida es más improbable que ver un eclipse solar completo, y aún así tengo la osadía de pensar en mandarle un mensaje a mi amiga diciéndole que me deje “ver si puedo organizar mis cosas” para ver si alcanzo a ir a su finca con su familia ese mismo fin de semana. Qué carajos es lo que tengo que organizar, si ya sé que no existe ni la más remota posibilidad de que pueda ir?!?!

Aquí en Bogotá no nos enseñan a decir que no. Aunque estemos 100% seguros de que no podemos asistir a algún evento, o tomarnos un café, o hacer una llamada, o ir a un concierto, a los bogotanos siempre nos hace sentir mejor hacer creer al otro que existe una posibilidad.  “Voy a ver si alcanzo”, “yo le aviso”, “yo creo que sí vamos”, son algunas frases típicas que muchas veces aquí equivalen a un NO rotundo; sólo algunos neurocirujamos saben entender si se trata de un ‘no’ disfrazado o de un ‘tal vez’ genuino.

Algunos radicales llevan esto aún más lejos, y no conformes con afirmar que van a ‘intentar’ venir a la invitación sabiendo no lo harán, directamente afirman que seguro vendrán. “Yo voy seguro”, “mañana te llamo”, “yo voy fijo”, son otras tantas frases que en muchas ocasiones también son un vil y rotundo ‘no’ maquillado. Hace un par de meses invité a una amiga a un concierto que empezaba en un par de horas. “Listo de una!”, me dijo por teléfono, “mil gracias, yo voy seguro!”. Por suerte esta vez fue muy fácil identificar que no iba a venir (olvidó preguntarme la dirección del lugar); de otra manera yo me habría quedado guardándole un puesto inútilmente y muy probablemente habría tenido que aguantar las miradas enfurecidas de algunos asistentes con ganas de sentarse.

El mundo al revés: aquí en Bogotá pensamos que uno queda peor diciendo “no” que dejando esperando a alguien. Al parecer todos nos damos un aire de importancia enorme y asumimos que le vamos a romper el corazón al otro si le rechazamos su invitación; por supuesto ante la hipotética tragedia emocional preferimos recurrir a una pequeña e inocente mentirita que suavice al menos un poco la gravedad del desplante. El problema es que a partir de este absurdo lingüístico puede que el otro decida inútilmente alistar unos cubiertos más, o que esté pendiente todo el día del celular, o que guarde una silla en el concierto o reserve una boleta en la entrada, o que deje una ración de queso separada por si acaso o compre dos botellas de vino en vez de una. Con los años que he pasado fuera de Colombia me he desacostumbrado un poco a esta extraña y absurda tendencia, y estoy en campaña personal para dejar de arropar la negativa a una invitación con un ‘tal vez’ o un mentiroso ‘sí’. Para practicar recomiendo mucho un juego muy divertido que puede hacerse en cualquier momento del día, y que consiste en responder una sencilla pregunta a partir de un postulado igual de sencillo. Hay varios ejemplos, aquí les dejo uno para que practiquen en casa:

Juan se va de viaje por dos meses el viernes. Pedro llama a Juan a invitarlo a su cumpleaños, que va a celebrar en dos semanas.

De acuerdo con esto, escoge la respuesta correcta:

a. Juan puede ir
b. Juan casi seguro puede ir
c. Juan no puede ir

Si la respuesta que escogiste es la C, entonces vas por buen camino. Si escogiste la A o la B repite el ejercicio varias veces hasta escoger la respuesta correcta. Ánimo!

domingo, 7 de octubre de 2012

La era de las incomunicaciones

Ayer, mientras trabajabamos con mi hermano Nicolás en las nuevas canciones que estamos preparando para el concierto que tenemos en Barcelona, recibimos un par de mensajes a nuestro blog de intentalocarito. “Racistas de mierda”, “Banda sin futuro”, “Vergüenza para Colombia”, decían algunos mensajes.

-“Que raro esto”, le dije.
-“Seguro que es spam”, dijo Nicolás.

Seguimos trabajando un par de horas más, hasta que nos recogió una amiga con la que ibamos a cenar. Llegué a mi casa nuevamente hacia la media noche y me puse a trabajar en un video que estoy editando, cuando me entró una llamada de mi hermano.

-“Qué hubo Nicolás?”, saludé.
-“Oiga se acuerda lo de los insultos de esta tarde? Acabo de ver que están escribiéndonos porque unos tipos se están haciendo hacer pasar por nosotros, e insultaron a una persona con un comentario muy racista”.

Muy ansioso me puse a investigar para entender bien qué era lo que estaba pasando. Pronto me encontré una página que se había estado haciendo pasar por nosotros con el nombre de ‘inténtalo carito’ desde abril, inventándose conciertos y poniendo fotos absurdas. El problema surgió cuando una estudiante de lenguas en Brasil escribió un mensaje a esta página con un mensaje de felicitación por el video de ‘Qué difícil es hablar el español’, a lo que la falsa página respondió con otro comentario en un tono ofensivo: “NEGRA!”. El comentario de la página fraudulenta, que en ese momento por alguna razón se había cambiado el nombre de ‘inténtalo carito’ a ‘racismo puro’, tristemente fue compartido por cientos de personas indignadas.

En seguida creé una página oficial de ‘inténtalo carito’ de facebook (por suerte ellos no habían utilizado este nombre aún!) y mandé varios mensajes intentando aclarar la situación a algunas de las personas que estaban compartiendo el comentario ofensivo, hasta que a las 3.30am me dormí totalmente agotado por el tema. Esta mañana me reuní con Nicolás temprano, y grabamos un video los dos aclarando todo el asunto. Mandé otros muchos mensajes, escribí un post en nuestro blog y tuve algunas discuciones absurdas con gente que a pesar de todo sigue diciendo que somos unos racistas y que no entienden porqué la página de ‘inténtalo carito’ desapareció y luego apareció nuevamente con el nombre de ‘inténtalo carito oficial’.

“A palabras necias, oídos sordos”, dice un famoso refrán, y nosotros ya no podemos hacer nada más para que la gente entienda que no fuimos nosotros los que creamos la página falsa que insultó a la estudiante del Brasil. Ahora sólo queda esperar que pasen un par de días y que la página falsa sea bloqueada por Facebook, después de haber recibido docenas de denuncias de la gente que cree en nuestro trabajo.

Sin embargo todo este desagradable episodio me ha hecho reflexionar nuevamente en lo frágil que es toda esta era de las comunicaciones en la que todos estamos inmersos. Todos tenemos acceso a la información, pero esto es algo que nos llegó de repente y para lo que la mayoría no estaba preparado. Somos pocos los que acostumbramos a poner en tela de juicio la información que nos llega, y esto convierte a las redes sociales en peligrosísimas armas que pueden movilizar gente tanto para cosas buenas como para cosas malas; pueden engrandecer el trabajo de una persona al tiempo que pueden destruir la carrera de toda una vida injustamente. No se entiende la dimensión de la responsabilidad del lector, que viene a ser igual de grande a la del escritor. El lector es el que finalmente valida lo que el escritor dice, y sin el primero el segundo no existe.

Qué habría pasado si yo estuviera pasando una semana caminando por el monte, aislado del internet? Habría vuelto a la ciudad  para encontrarme con mi página profesional invadida de insultos y de falsas acusaciones, el proyecto de inténtalo carito enormemente perjudicado (proyecto que además no es más que una propuesta creativa y original para hacerle pasar a la gente un rato divertido a partir de un intenso trabajo musical y lingüistico), y yo me habría pasado un mes entero perdiendo tiempo intentando solucionar todo el problema y sintiéndome como un miserable todas las noches antes de irme a dormir. Cientos de personas compartieron el comentario ofensivo contra la estudiante de lenguas sin tomarse si quiera un minuto para verificar si era verdadero. Es decir: a partir de una foto de pantalla (que cualquier persona con un computador puede hacer), y de un perfil con una foto bajada de alguno de nuestros blogs (cosa que también puede hacer cualquier tonto con un computador), la gente se indignó y comenzó a insultarnos a diestra y siniestra por ‘racistas’.

Y entonces cómo hacemos? Es eso lo único que se necesita para movilizar a la gente a pensar una cosa u otra? Cualquier persona con 10 minutos de tiempo libre y un mínimo grado de esceptisismo se habría dado cuenta en seguida que la ortografía, la manera de hablar, las publicaciones y todo lo que había en esta página era falso, no tenía ninguna relación con nosotros y nuestra manera de hacer las cosas. Y si alguien no conocía nuestro estilo, bastaba con leer la página fradulenta para ver la poca coherencia que todas las publicaciones tenían entre sí!

Para citar otro ejemplo, hace unos seis meses mi prima llamó a Nicolás:

-“Nicolás, esta en la televisión!”, dijo.

Nicolás corrió al cuarto a encender el aparato, no tanto por la emoción de estar al aire sino por la confusión que le provocaba saber que estaba en un programa sin haber sido avisado. Resulta que una famosa actriz colombiana había tenido un novio que se llamaba Nicolás Ospina que aparentemente era algo aficionado a la música. Los programadores no tuvieron el más mínimo inconveniente en ir a Google y buscar alguna foto del tal Nicolás Ospina, y como la primera que se encontraron fue la de mi hermano decidieron que esa era la que iban a poner en el programa de chismes. Y ahí estaba la foto de Nicolás, en un programa con gente que Nicolás no conocía, en un programa de chismes sobre gente que él tampoco conocía, con un presentador que él no conocía, en el que estaban hablando de una supuesta hija que él no conocía y que en teoría tenía con esta actriz colombiana QUE TAMPOCO CONOCÍA!

Ahora, estamos hablando de un programa de televisión que en teoría tiene un realizador, un productor, un guionista. Gente que en teoría trabaja para validar previamente la información que va a presentar, y que trabaja con los impuestos de la gente que luego los va a ver y a oir en la televisión. Si esta gente, que trabaja para esto todos los días y que controlan los medios de comunicación más influyentes de la sociedad, no se toma un segundo para ver si lo que están diciendo es verdad, qué se puede pedir de la cantidad de gente que revisa el internet en sus ratos libres?

Esta es la era de las comunicaciones. Pero no de las comunicaciones constructivas, educativas, didácticas: simplemente de las comunicaciones. De las comunicaciones y las audiencias masivas e inmediatas, de los televidentes y lectores dopados. Es clave que como protagonistas de este escenario aprendamos que la supuesta ‘era de las comunicaciones’ lo que hace es facilitar la comunicación hasta el punto que cualquiera puede escribir lo primero que le pasa por la mente y presentarlo como una noticia fundamentada. Necesitamos generar una cultura de gente que no ‘trague entero’ y que no se venda a lo primero que le cuentan. La inmediatez de hacer un click con el dedo índice y compartir cualquier tipo de información es un peligro terrible que además nos convierte en soldados analfabetas de posibles corrientes perversas, corruptas y dañinas. Medios televisivos publicando cualquier cosa para subir el rating de un noticiero; revistas de renombre inventando testimonios y artículos sin tomarse el tiempo necesario para validar la información, únicamente para vender más ejemplares; usuarios de las redes sociales creando perfiles falsos para difamar el trabajo de otro sólo para conseguir unos cuantos ‘likes’ en sus páginas. Estamos todos nadando en esta ‘era de las comunicaciones’, pero el beneficio de la duda al parecer está incomunicado!

Con afecto,
Napoleón Bonaparte (Paris, 1835)

pd: perdón, acabo de ver en wikipedia que Napoleón murió en 1821.

miércoles, 9 de mayo de 2012

O tocan fado o me enfado

Justo hoy, el día del concierto, me enteré que el concierto era parte de un festival de música relacionada con Luxemburgo, que en Luxemburgo el 15% de la población actual es portuguesa y que tocaríamos en la embajada de Luxemburgo en Berlín (de hecho lo único que sabía de todo esto era que estaba en Berlín)! Curioso enterarse poco antes de tocar que la gente que está en el público está ansiosa por disfrutar un concierto de música portuguesa, cuando uno de los integrantes de la banda no sólo no es portugués sino colombiano, y para rematar es pianista y no guitarrista (la música portuguesa tradicional portuguesa se toca con guitarras)! Y valga la aclaración: la ‘banda’ es en realidad un duo, por lo tanto 50% de los integrantes es pianista, y colombiano.

Tocamos algunos temas originales del disco, Sofia quizo incluir los temas más lentos del cd porque creía que tenían algo más que ver con fado y así probablemente reduciríamos las posibilidades de tener un grupo de alemanes coléricos pidiendo que les devolvieran la plata. El público estuvo bastante frío toda la mitad del concierto, y como suele ocurrir, la ambigüedad de sus aplausos nos pusieron a Sofia y a mí a nadar en un mar de especulaciones mientras tocabamos (será que es que los alemanes son fríos? será que no les gustó? será que van a pedir que les devolvamos la plata? será que no es suficiente ‘fado’ para ellos? será que se dieron cuenta que yo soy colombiano y no portugués?). Hacia la mitad Sofia me presentó como ‘cantante’ y cantamos un fado acapella a duo, en el cual yo hice mi mejor esfuerzo para imitar los bajos de una guitarra portuguesa. Ya sea por lo cómico que resultó el tema o porque finalmente después de 5 temas Sofia dijo que ibamos a tocar un fado, la gente al final se animó y a partir de ahí nos aplaudieron con más ‘cojones’.

Tocamos un par de temas más del disco y otro fado, y ahí Sofia presentó el último tema del concierto. Dimos la respectiva venia, y la gente nos pidió otra canción. Sofia entonces les preguntó si preferían oir otro fado o un bolero, y la gente curiosamente escogió el bolero (no sé si fue porque se hartaron de mi manera de tocar fados, o por el sonido exótico de la palabra ‘bolero’). Tocamos la canción ‘Vete de mí’, que yo disfruté mucho y que salió muy libre y espontánea. La gente aplaudió mucho, y terminaron pidiéndonos otra canción más. Esta vez Sofia les volvió a pasar el menú y les preguntó si preferían un fado o una canción de un compositor argentino (teníamos preparada ‘La Pomeña’, en la que yo cantaba la primera parte). La gente por supuesto no perdió oportunidad de volver al propósito del concierto- oir música tradicional portuguesa- y me dejaron con las ganas de cantar. Mientras Sofia hacía algún chiste yo tuve un segundo para repasar ‘Com que voz’ (un fado que habíamos hecho alguna vez a duo en Barcelona hace como un año), el cual logré tocar sin equivocaciones y con el que cerrabamos dandole gusto a los que venían a oir música de Portugal.

Entre los aplausos de los alemanes hicimos la última venia y en seguida me colé como pude entre el público para poder salir a la mesita en la que ibamos a vender cds. Se acercaron algunos mientras se tomaban su copita de champaña, y al final logramos vender algunos cds. ‘Susanne’, me dijo la señora  mientras me pasaba un marcador para firmarle el cd. Yo se lo di a Sofia para que ella firmara primero, y con mucha determinación escribió en la contraportada ‘To Jorge’. En seguida se lo mostró a la señora y le preguntó si estaba bien escrito, con lo cual por supuesto la alemana quedó muy desubicada. Aparentemente adentro de la frase de ‘fírmamelo para mi sobrina Susanne’ (en alemán) hay alguna palabra similar a ‘Jorge’... por supuesto perdimos un cd que al final vamos a regalarle a un amigo de mi papá (el señor desde luego se llama Jorge). En otro momento un tipo se me acercó y me dijo en un inglés bastante chapuzeado que un amigo suyo de prensa que estaba en el concierto le había dicho que la primera parte del concierto ‘había sido mala’, pero que después ‘mejoró mucho’, y que si el Cd que vendíamos era de la primera parte del concierto o de la segunda. -‘Uy’, pensé... -‘estos de verdad querían oir fado! me descubrieron!’ Suerte que la señora que me estaba ayudando me dijo que a la gente en verdad le había encantado y todos los comentarios habían sido increíbles, y que el tipo que me acababa de decir eso nisiquiera había entrado al concierto.

Guardé todos los cds y subí al cuarto de la embajada para recoger mis cosas. Al salir del cuarto me sentí un poco mal por las dos bandejas enormes llenas de bizcochos, tapas, chorizitos, etc que había el salón, por lo cual fui a pedirle disculpas a la embajadora por haber dejado casi intacta tanta comida. En seguida llegó Sofia, que en vez de ir a pedirle disculpas a la embajadora había decidido llamar a mi mamá, a mi papá y a mis dos hermanas, quienes venían con un hambre atroz después del viaje que se habían pegado desde Barcelona hace algunas horas. Comieron lo que pudieron y bajamos para finalmente salir de la embajada. Dos alemanes que estaban todavía terminándose su copita de champaña se me acercaron en ese momento para charlar conmigo.

‘Podrías explicarnos un poco la diferencia entre el bolero y el fado? nosotros no notamos ninguna diferencia’.

domingo, 15 de abril de 2012

El tusteo bogotano

Ayer, como tantas otras veces, el tema de conversación en la sobremesa fue el enigma del ‘tu’ y el ‘usted’ que los bogotanos no hemos podido resolver. La regla general que aplica en casi todos los países de habla hispana, -en la cual el ‘usted’ se utiliza para denotar respeto hacia a gente de tercera edad o para situaciones muy formales-, se deformó en Bogotá hasta el punto que hoy en día es literalmente imposible explicarle a ningún extranjero (o a nosotros mismos) cómo funciona ese tema en nuestra comunicación diaria. “Yo desisto de entender”, decía Sofia después de dos semanas de estar en Bogotá y estar preguntando todo el tiempo con quién debería hablar de ‘tu’ y de ‘usted’.

Comencemos por mi familia. En mi casa siempre le hablé de ‘tu’ a mis dos hermanas menores, sin embargo ellas me hablan a mí de ‘usted’ (y no por respeto precisamente!). La misma situación pasa con dos primos míos: yo les hablo de ‘tu’ y ellos me responden de ‘usted’. Ahora, con mi hermano Nicolás nos tratamos de ‘usted’, igual que con mi prima Carolina. Lo curioso es que con la hermana de Carolina (por supuesto, también prima nuestra), nos tratamos de ‘tu’!

Por muchos años pensé que la regla más acertada (si es que había una) era que entre hombres era más común utilizar el ‘usted’; por alguna razón al macho bogotano le tiende a sonar demasiado cariñoso y delicado el ‘tu’. Sin embargo con el tiempo me he dado cuenta que la tal ‘regla’ no es aplicable sino a algunos pocos grupos y que en realidad esta muy condicionada a temas como la edad o el entorno cultural. Los niños normalmente suelen tratarse de ‘tu’. Ahora, yo con mis amigos del colegio me hablo de ‘usted’, pero mi papá a sus amigos del colegio les habla de ‘tu’. A partir de esta tabla tal vez un extranjero podría pensar que uno se habla de ‘tu’ cuando es niño, luego a mediados del colegio se pasa al ‘usted’ y lo mantiene hasta tener hijos, momento en el cual vuelve a retomar el ‘tu’. Suena bastante absurdo, pero podría pensarse como regla... lamentablemente tampoco es así que funciona.

Como dije antes, curiosamente los niños se suelen hablar de ‘tu’ y en algún momento durante el colegio se hace (a veces) el cambio al ‘usted’ (de hecho me acuerdo una tarde saliendo del colegio, cuando estaba todavía en tercero de primaria, en la que tuve una conversación con un amigo mío en la que acordamos dejarnos de hablar de ‘tu’ porque a casi todos nuestros compañeros les había comenzado a sonar muy raro). Y sin embargo muchas veces pasa que con los amigos que perduran desde la primera infancia, y más probablemente si no asisten al mismo colegio, se mantiene el ‘tu’.

Tengo dos amigos con los que tengo esa relación. Son hermanos, de hecho, y somos amigos desde que tengo uso de razón. Con el menor nos hablamos de ‘tu’ siempre (aunque a algunos amigos les suena demasiado delicado para su gusto). Con el mayor también nos hablamos de ‘tu’, pero hay cierta incomodidad en el aire que no deja que sea del todo fluida la conversación. Cuando hablamos es muy común que él adopte un personaje muy particular y con un tono de voz muy cómico, que curiosamente me trata de ‘usted’. ‘Que ha hecho manito?’ suele preguntar encarnando el personaje cuando nos saludamos. Creo que el personaje aparece porque no es del todo cómodo el trato del ‘tu’ que mantuvimos desde la infancia, pero el ‘usted’ tampoco acaba de encajar ahora. El resultado es que la comunicación no es del todo fluida, y suele estar intervenida por el cómico personaje que suaviza el absurdo de la comunicación pero que no puede profundizar en nada!

Alguno podría pensar que quizá el ‘usted’ en Bogotá sea utilizado para denotar confianza; con mis amigas del colegio, por ejemplo, nos tratamos de ‘usted’. Y sin embargo tengo muy buenas amigas que hice después del colegio a quienes les hablo de ‘tu’. Tal vez entonces el extranjero pueda pensar que la regla es que a las mujeres amigas del colegio se les habla de ‘usted’ y a las amistades post-colegio se les habla de ‘tu’... Pues no. Ya me pasó más de una vez que después de años de no haberme visto con alguna amiga del colegio, el trato se haya vuelto de repente ‘tu’ (y a propósito, las veces que me pasó esto siempre hubo un momento de empalme bastante incómodo en el que implícitamente teníamos que ponernos de acuerdo en una manera de hablar!- yo comenzaba utilizando el ‘usted’ traído del colegio y ellas el ‘tu’ traído no sé de donde). Además después del colegio, como dije antes, hice muchas buenas amigas con quienes me hablo de ‘tu’, pero también muchas otras con quienes nos hablamos de ‘usted’!

Lo chistoso es que la ambigüedad que nosotros los propios bogotanos decidimos adoptar en algún momento de nuestra historia nos afecta muchas veces nuestras propias relaciones. A mí me pasa muy frecuentemente no saber cómo hablarle a alguien porque no sé si usar el ‘tu’ o el ‘usted’. Tengo una amiga de hace muchos años con quien siempre me hablé de ‘usted’, pero de unos años para acá ella me habla a veces de ‘tu’, con lo cual abre toda una situación incómoda y absurda en la que la comunicación se ve seriamente afectada. Con cada persona hay que encontrar la manera de tratarse, y muchas veces esa manera tarda unos segundos, semanas o incluso años en definirse. Eso sin nombrar a algunas personas que simplemente van bailando entre una y otra manera, tanto en la misma conversación (‘Hermanito yo lo entiendo... pero tienes que tener paciencia’), como en la misma frase! (Oiga, usted porque no me llamaste?’).

Me acuerdo mucho de un amigo español a quien le parecía muy chistoso eso de que yo me hablara de ‘usted’ con mi hermano y con muchos de mis amigos de Bogotá. Intentaba imitarme y me hablaba de ‘usted’ también, sin embargo le sonaba tan poco natural que me hizo caer en cuenta que el ‘usted’ que nosotros manejamos es muy diferente del resto de Hispanoamérica. “Como se encuentra usted”, me preguntaba con su malísima imitación del ‘usted’ bogotano. Y claro, él lo relacionaba con el ‘usted’ que utilizan en España, con todo el formalismo necesario. En Bogotá no necesariamente denota respeto, así que el ‘usted’ no se utiliza siempre de manera ‘formal’... resultando en que no sólo es relativo el uso del ‘usted’ y el ‘tu’, sino que además el ‘usted’ tiene sus respectivas variaciones!

No tiene ninguna lógica. ‘Ustear’ o ‘tutear’ a alguien en Bogotá es una decisión tan ambigua como cantinflesca, y para los extranjeros es aún más imposible entender cómo funciona. Ni siquiera nosotros mismos lo entendemos, y constantemente en nuestra vida cotidiana este absurdo lingüístico nos lleva a situaciones incómodas. La verdad es que envidio a los caleños, que inteligentemente optaron por el ‘vos’ ahorrándose todas las neuronas que nosotros los bogotanos perdemos decidiendo si hablarle a alguien de ‘tu’ o de ‘usted’, o intentando explicarle a los extranjeros como funciona!

viernes, 30 de marzo de 2012

El tal Dr. Alexandre

El tal Dr. Alexandre no se digna a responder ni un sólo email en cinco meses. La respuesta de su asistente por el teléfono es siempre la misma: “Ya le dije que usted llamó, y también sé que recibió todos sus emails”. Con buena fé seguimos adelante con el proyecto, pensando que en algún momento se resolvería el problema y lograríamos contactarnos directamente con el tal Dr. Alexandre. Mientras tanto fuimos limpiando la lista de cosas para hacer: conseguir código de barras, conseguir los sellos para la contraportada de las instituciones que nos ayudaron financieramente, arreglar la tipografía del título del disco, masterizar la música, conseguir los derechos del poema ‘Súplica’, revisar los agradecimientos, terminar el arte del librito, cotizar la impresión en Colombia, etc. Uno a uno fuimos adelantando los innumerables pasos que conlleva el proceso de creación de un Cd, hasta que nos quedamos con una sóla cosa pendiente: la razón del tal Dr. Alexandre (de la agencia literaria Solombra) respecto a si podíamos o no usar el poema de Cecilia Meireles ‘Lua Adversa’, a partir del cual Sofia escribió un tema que yo arreglé.

Durante meses estuvo SPA (Sociedade Portuguesa de Autores) enviando emails al Dr. Alexandre, Sofia estuvo llamando a su oficina y mandando emails casi a diario (además de contactar al responsable de los textos para teatro de Cecilia Meireles y de llamar a la Sociedade Brasileira de Autores) y yo por mi parte además de mandarle un par de emails en inglés, le pedí a un amigo en Rio que si podía pasar por la oficina para ver si podía hablar en persona con el tipo (al final me dijo que no porque le quedaba a una hora y media de su casa, sin tráfico). Hace tres días logramos que el asistente del tal Dr. Alexandre nos diera un dato nuevo por teléfono, diferente a lo mismo que nos venía diciendo hace cinco meses. “Ricardo Strang”, nos dijo, “es otro de los nietos de Cecilia Meireles, tal vez pueden hacer algo a través de él”. Inmediatamente nos pusimos en la tarea detectivezca de descubrir de quién se trataba, y al poco tiempo encontramos que es un médico que trabaja en un hospital en la región de Paraná en Brasil. Para sorpresa nuestra encontramos el número de teléfono de su trabajo en internet, y lo llamamos a su consultorio. Tuvimos que intentar más de una vez, hasta que por fin terminó su consulta y nos pudo atender.

Sofia habló con él y colgó con una muy buena sensación; el tal Dr. Ricardo resultó ser un tipo muy simpático y comunicativo. Nos dijo sin embargo que al tal Dr. Alexandre tiene una personalidad ‘especial’, y que no le gustaba que la gente utilizara material de su abuela sin antes consultar. Pensamos entonces que tal vez se molestó al ver que Sofia ya había escrito, sin previa autorización, un tema basado en un poema de su abuela. El problema es que en el año 2009 ella había contactado a la SPA pidiendo autorización para musicalizarlo, y en ese momento SPA respondió que si era para una grabación entonces necesitaría enviar un mp3. Sin embargo nunca respondieron a la pregunta inicial, que era si podía tener autorización para musicalizar el poema. Además si SPA exige un mp3 para autorizar el tema, pero el tal Dr. Alexandre se emberraca si se entera de la existencia de una canción basada en la obra de su abuela, qué carajos se supone que teníamos que haber hecho!?!?

Estos dos últimos días la espera ha sido bastante más tortuosa que de constumbre, teniendo en cuenta que ya el arte del Cd y el master están listos para mandar a imprimir y sólo falta la autorización. Tenemos algunos conciertos programados en Europa en mayo, y posiblemente otro en Bogotá, y necesitabamos haber enviado el material a la fabrica esta semana para alcanzar a tener los Cds listos a tiempo.

Sofia hoy le escribió al Dr. Ricardo Strang preguntando si había logrado comunicarse con el tal Dr. Alexandre, y milagrosamente recibimos una respuesta. Básicamente el Dr. Ricardo nos dijo que su colega, el tal Dr. Alexandre, dijo lo siguiente respecto a utilizar el poema:

NO.

“Mi silencio equivale a un NO”, aparentemente le dijo el tal Dr. Alexandre al Dr. Ricardo. Y mientras escribo esto me estoy fritándo un huevo en la cabeza y estoy haciendo un esfuerzo enorme por no gastarme la poca plata que tengo en la cuenta en un pasaje a Rio para buscar al tal Dr. Alexandre y grafitearle la pared de la casa. Cinco meses en los que no se dignó a responder un sólo email (de hecho nunca lo hizo, al final nos vinimos a enterar que no nos iba a dar la autorización a través de alguien más), y al final de toda la historia resulta que tenemos que cambiar el arte, volver a hacer el master, escribir otra letra para la canción y volver a grabarla.

Sofia escribió una melodía para ese poema básicamente porque le encanta. Cecilia Meireles se murió en el año 1964, pero por pocos años su obra no alcanza a ser de dominio público, con lo cual queda subyugada a los caprichos de un tipo que ya sin conocerlo sé que es un completísimo imbécil. La verdad todo esto es tremendamente frustrante, que molesto haber tenido que depender de alguien tan tremendamente incompetente y poco profesional durante todos estos meses; si al menos nos hubiera respondido UN sólo email! Ahora tenemos que sacar el tema y retrasar todo el proceso, con lo cual realmente pierde la creatividad y la música: nosotros hicimos esto por amor al arte y no por lucrarnos ni nada por el estilo. Que triste que la burocracia en este caso le pueda a las ganas de crear- además con gusto le habríamos pagado lo que nos pedía o les hubieramos dado el respectivo porcentaje, aquí nadie quería robar a nadie!

En fin... estamos muy apenados con todos nuestros amigos que nos ayudaron con nuestra campaña de ‘pledgemusic’, ya que en teoría tendríamos que estar lanzando el Cd la semana que viene. Desafortunadamente va a ser imposible tenerlo listo en la fecha prevista, ya que todo esto claramente supone un nuevo retraso. Espero que logremos encontrar un micrófono igual al del resto de la grabación del Cd (que hicimos en Nueva York) aquí en Bogotá, y si todo sale bien vamos a estar inspirados para escribir una nueva letra y así poder volver a grabarla antes de que Sofia vuelva a Europa.

Le voy a proponer a Sofia cambiar el título de ‘Lua Adversa’ por el de ‘Dr. Alexandre’. Lo único malo es que probablemente si lo hacemos van a censurarla en horarios familiares por contenido violento.

PD: Si alguien está en Rio y conoce al tal Dr. Alexandre por favor mandenle un fuerte abrazo de parte mío y de Sofia.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Jabones de lujo

Rompí el plástico y saqué el jabón que había en la ducha del hotel ‘Dorá’ en Buenos Aires. Seguido rasgué los sobresitos de champú y acondicionador que había, y los dejé puestos para usarlos nuevamente al día siguiente. Sólo abrí el de la ducha, no quería sacar el otro jabón nuevo que había en el lavamanos; sabía que con uno era suficiente para los cuatro días que tenía por delante en el hotel.

A la mañana siguiente me llevo una sorpresa cuando entro al baño para bañarme: cambiaron todos los jabones y los sobres de champú del baño, y los pusieron nuevos. Tuve que calmarme para no salir en bola mojado a hablar con el administrador del hotel por semejante absurdo, y no me quedó otro remedio que dejarle una notica a la señora que hacía la limpieza:

“POR FAVOR NO ME CAMBIEN NI LOS JABONES NI LOS SOBRES DE CHAMPÚ, CON LOS QUE USÉ HOY TENGO MÁS QUE SUFICIENTE PARA TODO UN MES!”

Hacia las 11 volví de un ensayo con la cantante suiza Sylvie y me encontré en mi cuarto con la señora de la limpieza, quien me dijo que estaba totalmente de acuerdo con mi nota. -“Estoy de acuerdo, pero usted es el único... aquí por norma nos toca cambiar todo TODOS los días”- me dijo. Y bueno, como no tenía suficiente autoridad como para cambiar las normas del hotel al menos tuve la tranquilidad de no hacer parte de ese absurdo durante el resto de la semana y no me volvieron a cambiar nada.

Fabricar un jabón, sumado al plástico que se requiere para fabricar la bolsa en la que lo meten y al transporte involucrado en llevarlo hasta el hotel, sólo para usarlo una vez y tirarlo a la basura es una estupidez con mayúsculas. A este paso cuando no haya agua en nuestro planeta para seguir desperdiciando jabones y bolsas, el lujo va a ser cambiar las curitas para los huéspedes que se tendrán que limpiar por la mañana a punta de piedra pómez (a los huéspedes de hoteles de menos de tres estrellas nos va a tocar sacar callo).