miércoles, 9 de mayo de 2012

O tocan fado o me enfado

Justo hoy, el día del concierto, me enteré que el concierto era parte de un festival de música relacionada con Luxemburgo, que en Luxemburgo el 15% de la población actual es portuguesa y que tocaríamos en la embajada de Luxemburgo en Berlín (de hecho lo único que sabía de todo esto era que estaba en Berlín)! Curioso enterarse poco antes de tocar que la gente que está en el público está ansiosa por disfrutar un concierto de música portuguesa, cuando uno de los integrantes de la banda no sólo no es portugués sino colombiano, y para rematar es pianista y no guitarrista (la música portuguesa tradicional portuguesa se toca con guitarras)! Y valga la aclaración: la ‘banda’ es en realidad un duo, por lo tanto 50% de los integrantes es pianista, y colombiano.

Tocamos algunos temas originales del disco, Sofia quizo incluir los temas más lentos del cd porque creía que tenían algo más que ver con fado y así probablemente reduciríamos las posibilidades de tener un grupo de alemanes coléricos pidiendo que les devolvieran la plata. El público estuvo bastante frío toda la mitad del concierto, y como suele ocurrir, la ambigüedad de sus aplausos nos pusieron a Sofia y a mí a nadar en un mar de especulaciones mientras tocabamos (será que es que los alemanes son fríos? será que no les gustó? será que van a pedir que les devolvamos la plata? será que no es suficiente ‘fado’ para ellos? será que se dieron cuenta que yo soy colombiano y no portugués?). Hacia la mitad Sofia me presentó como ‘cantante’ y cantamos un fado acapella a duo, en el cual yo hice mi mejor esfuerzo para imitar los bajos de una guitarra portuguesa. Ya sea por lo cómico que resultó el tema o porque finalmente después de 5 temas Sofia dijo que ibamos a tocar un fado, la gente al final se animó y a partir de ahí nos aplaudieron con más ‘cojones’.

Tocamos un par de temas más del disco y otro fado, y ahí Sofia presentó el último tema del concierto. Dimos la respectiva venia, y la gente nos pidió otra canción. Sofia entonces les preguntó si preferían oir otro fado o un bolero, y la gente curiosamente escogió el bolero (no sé si fue porque se hartaron de mi manera de tocar fados, o por el sonido exótico de la palabra ‘bolero’). Tocamos la canción ‘Vete de mí’, que yo disfruté mucho y que salió muy libre y espontánea. La gente aplaudió mucho, y terminaron pidiéndonos otra canción más. Esta vez Sofia les volvió a pasar el menú y les preguntó si preferían un fado o una canción de un compositor argentino (teníamos preparada ‘La Pomeña’, en la que yo cantaba la primera parte). La gente por supuesto no perdió oportunidad de volver al propósito del concierto- oir música tradicional portuguesa- y me dejaron con las ganas de cantar. Mientras Sofia hacía algún chiste yo tuve un segundo para repasar ‘Com que voz’ (un fado que habíamos hecho alguna vez a duo en Barcelona hace como un año), el cual logré tocar sin equivocaciones y con el que cerrabamos dandole gusto a los que venían a oir música de Portugal.

Entre los aplausos de los alemanes hicimos la última venia y en seguida me colé como pude entre el público para poder salir a la mesita en la que ibamos a vender cds. Se acercaron algunos mientras se tomaban su copita de champaña, y al final logramos vender algunos cds. ‘Susanne’, me dijo la señora  mientras me pasaba un marcador para firmarle el cd. Yo se lo di a Sofia para que ella firmara primero, y con mucha determinación escribió en la contraportada ‘To Jorge’. En seguida se lo mostró a la señora y le preguntó si estaba bien escrito, con lo cual por supuesto la alemana quedó muy desubicada. Aparentemente adentro de la frase de ‘fírmamelo para mi sobrina Susanne’ (en alemán) hay alguna palabra similar a ‘Jorge’... por supuesto perdimos un cd que al final vamos a regalarle a un amigo de mi papá (el señor desde luego se llama Jorge). En otro momento un tipo se me acercó y me dijo en un inglés bastante chapuzeado que un amigo suyo de prensa que estaba en el concierto le había dicho que la primera parte del concierto ‘había sido mala’, pero que después ‘mejoró mucho’, y que si el Cd que vendíamos era de la primera parte del concierto o de la segunda. -‘Uy’, pensé... -‘estos de verdad querían oir fado! me descubrieron!’ Suerte que la señora que me estaba ayudando me dijo que a la gente en verdad le había encantado y todos los comentarios habían sido increíbles, y que el tipo que me acababa de decir eso nisiquiera había entrado al concierto.

Guardé todos los cds y subí al cuarto de la embajada para recoger mis cosas. Al salir del cuarto me sentí un poco mal por las dos bandejas enormes llenas de bizcochos, tapas, chorizitos, etc que había el salón, por lo cual fui a pedirle disculpas a la embajadora por haber dejado casi intacta tanta comida. En seguida llegó Sofia, que en vez de ir a pedirle disculpas a la embajadora había decidido llamar a mi mamá, a mi papá y a mis dos hermanas, quienes venían con un hambre atroz después del viaje que se habían pegado desde Barcelona hace algunas horas. Comieron lo que pudieron y bajamos para finalmente salir de la embajada. Dos alemanes que estaban todavía terminándose su copita de champaña se me acercaron en ese momento para charlar conmigo.

‘Podrías explicarnos un poco la diferencia entre el bolero y el fado? nosotros no notamos ninguna diferencia’.